

Hablar del programa Erasmus y del IES Trassierra es referirnos a un vínculo tan fuerte que en buena medida constituye una seña de identidad de este centro. Son innumerables las movilidades y los proyectos realizados a lo largo de los años en colaboración con escuelas de otros países europeos, los cuales han convertido a nuestro instituto en toda una referencia para este programa internacional en la provincia de Córdoba.
Trassmedia quería saber qué supone para estudiantes y profesorado participar en Erasmus. La pasada semana, contamos con la visita de Rocío Prados, Tiziana Palmucci-Bailleul y Natalia Rojas, profesoras del lycée Saint Paul, de Lille (Francia), un centro con el que colaboramos en varios proyectos durante este curso.
Natalia resume bien el espíritu del programa: “Es una oportunidad única para que los alumnos comprueben ellos mismos que las lenguas son importantes, y que tienen capacidades para conectar, lo cual es esencial, no solo para hoy, sino también para su futuro. Es una experiencia desafiante, pero enriquecedora”.
De nuestro centro, las tres profesoras resaltan su dinamismo. “Este instituto es efervescente. Desde que entras hasta que te vas a las 14:45, el centro está como en ebullición. Hay un movimiento permanente”, asegura Natalia. Por su parte, Tiziana destaca, además, el interés que todo el profesorado, en su conjunto, muestra por el programa Erasmus, una implicación que procurarán transmitir en el lycée.
Desde el 6 de noviembre al 15 de diciembre, los alumnos de 1º Bachillerato Pablo Amo, Jorge Cantarero e Iván León, disfrutaron de una movilidad de larga duración (MLD) en la escuela de Lille. El comienzo no fue fácil. “Nosotras teníamos cierta aprensión, desde que nos comunicaron que venían tres alumnos que no hablaban prácticamente nada de francés. Nos pareció que aquello era un muro infranqueable, que era imposible que se integrasen, durante seis semanas, tanto en las familias como en el centro. Luego se demostró que teníais razón vosotros. Son alumnos tan maduros, tan entusiastas, tan implicados, con tantas ganas de aprender, que no solamente fueron capaces de seguir las clases (los profesores los han elogiado sin parar), sino que también se integraron con los compañeros y con las familias. Todos han estado encantados”, relata Rocío.
Nuestros alumnos también sintieron esos nervios iniciales, que luego se desvanecieron. “Tenía un poco de miedo, porque el idioma no lo manejaba. Mi temor era no saber relacionarme. Pero, una vez allí, me encontré con una cosa totalmente diferente. Los compañeros me acogieron, los profesores procuraban que pudiera seguir las clases, los correspondientes [los franceses que los hospedaron] me ayudaron con el idioma, y las familias fueron muy amables”, cuenta Iván.
Hubo tiempo para todo durante el viaje. Para estudiar y conocer la forma de trabajar en un centro francés (del que nuestros alumnos destacan el silencio en las clases y la flexibilidad en los horarios), pero también para hacer deporte, y para realizar visitas (en la propia Lille, que alberga una gran riqueza patrimonial y artística, a Brujas, a París, incluso a Disneyland). Toda una inmersión, durante cuarenta días, en la vida de esta bella ciudad del norte de Francia.
Los tres estudiantes coinciden en que esta experiencia les ha cambiado. “Ahora podemos valernos mejor por nosotros mismos. El idioma no lo entendíamos bien, pero siempre buscábamos la forma para intentar comunicarnos. En Física, por ejemplo, a través del razonamiento, lograba entender los problemas”, resalta Jorge.
Pablo corrobora esa transformación: “En este tiempo, he aprendido que, pensando las cosas, puedes llegar a cualquier lado. Ahora creo que podría defenderme en una conversación en francés. Las cosas principales, para vivir, puedo decirlas. Eso me ha dado una independencia muy grande”.
“Yo, antes de irme, era una persona que me agobiaba mucho con los exámenes. Estaba todo el rato en tensión. Ahora me siento más relajado, sin tanta presión académica”, admite Iván.
La relación con el lycée Saint Paul prosigue este segundo y tercer trimestre. Nuestro centro acogerá tres movilidades diferentes de estudiantes franceses, entre abril y mayo (una de larga duración, otra de corta y una de grupo), mientras que, del 2 al 9 de febrero, un grupo de alumnos de 4º ESO visitará la escuela francesa. Natalia nos cuenta qué tienen preparado para este intercambio: “La idea es que los jóvenes de Córdoba y de Lille trabajen juntos y se cuestionen qué hace Europa por ellos, por su bienestar y por su futuro. Qué espacios, qué oportunidades, pueden encontrar gracias a las instituciones europeas. Va a ser un trabajo de descubrirse ellos mismos, de contrastar realidades”.
Este trabajo conjunto es solo un ejemplo de los muchos proyectos que se organizan en el centro durante este curso, en el marco del programa Erasmus. Una experiencia que marca la vida de los jóvenes. Al menos, Iván, Jorge y Pablo, la repetirían una y mil veces. Eso cuentan. Que volverían sin pensarlo.